Encuadre

Para la defensa del hogar común

El estado del medio ambiente se ha estado deteriorando durante decenios.  La crisis ambiental tiene una dimensión global y desde la década de 1970 comenzó a manifestarse en toda su plenitud.

Estamos siendo testigos de graves desequilibrios tecnológicos: hemos llegado a Marte, pero no podemos reemplazar el motor de gasolina de nuestros automóviles. En muchas de las áreas metropolitanas del mundo la contaminación atmosférica, producida principalmente por el transporte con motor de gasolina, es una de las principales causas de mortalidad.

Invertimos en armamentos cada vez más sofisticados, pero no podemos satisfacer las necesidades más básicas de la mayoría de las poblaciones. A pesar del enorme progreso tecnológico que tuvo lugar en los últimos doscientos años, el planeta se encuentra hoy en una condición límite. El avance tecnológico ha permitido que la existencia sea más cómoda, ha hecho retroceder las enfermedades y alargado la esperanza de vida (todo esto, sin embargo, solo para una minoría de la población del planeta), pero al mismo tiempo ha saqueado los recursos del planeta, destruido el medio ambiente natural y llenado nuestro entorno con desechos peligrosos y escoria.

La tendencia del ser humano a transformar el entorno en su favor se ha invertido, poniendo en peligro su propia supervivencia, bajo la presión de grupos restringidos de poder que actúan según los reflejos primitivos, considerando sus propios intereses opuestos a los del conjunto.

La base de este desequilibrio es la violencia contra la naturaleza y contra los seres humanos, que se expresa en la explotación, la discriminación y el autoritarismo.

Por todo esto, creemos que la ecología y la justicia social son dos temas estrechamente vinculados que se pueden resumir en nombre de la Ecología Social.

Debemos dar vida a un “Principio de Responsabilidad” hacia toda la vida, hacia las generaciones futuras y hacia todas las especies que cohabitan en el Planeta. Vamos a cuestionar el desarrollo económico frenético, esperando el nacimiento de una sociedad verdaderamente humana y sostenible.

Tenemos que:

  • Reconstruir el tejido social a partir de los valores de la compasión y la no violencia aplicados tanto en las relaciones interpersonales como en la relación entre el hombre y la naturaleza.
  • Promover un desarrollo sostenible y duradero que garantice todos los mismos derechos y oportunidades en el acceso a los recursos sin destruir el planeta.
  • Medir el progreso ya no en términos de aumento de la riqueza material (PIB), sino en términos de bienestar para todos y la calidad del medio ambiente, teniendo en cuenta que tendremos que dejar un planeta saludable y equilibrado para las generaciones futuras.